domingo, 11 de enero de 2015

LECTURA POR LA PAZ


DECÁLOGO PARA CRECER EN LA PAZ

1. Eres alguien muy importante. Quiérete.
2. Valora a tus amigos. Les dará seguridad.
3. Descubre todo lo que te une a los demás por encima de lo que te separa.
4. Respeta las opiniones. Así contribuirás al diálogo.
5. Aprende a escuchar, comprenderás mejor a los demás.
6. Esfuérzate por terminar bien tus tareas. Disfrutarás con el resultado.
7. Cumple con tus responsabilidades, los demás lo necesitan.
8. Trabaja en grupo. Nadie sabe más que todos juntos.
9. Comparte tus cosas con los demás. Te hará muy feliz.
10. Pon paz dentro de ti, de esta forma estarás poniendo también paz a tu
alrededor.

1 Respetar todas las vidas
Respetar la vida y la dignidad de cada persona, sin discriminación ni prejuicios.
2 Rechazar la violencia
Practicar la no-violencia activa, rechazando la violencia en todas sus formas:
física, sexual, psicológica, económica y social, en particular hacia los más
débiles y vulnerables, como los niños y adolescentes.
3 Liberar mi generosidad
Compartir mi tiempo y mis recursos materiales cultivando la generosidad a fin
de terminar con la exclusión, la injusticia y la opresión política y económica.
4 Escuchar para comprender
Defender la libertad de expresión y la diversidad cultural privilegiando siempre
la escucha y el diálogo, sin ceder al fanatismo, ni a la maledicencia y el rechazo
del prójimo.
5 Preservar el planeta
Promover un consumo responsable y un modo de desarrollo que tenga en
cuenta la importancia de todas las formas de vida y el equilibrio de todos los
recursos naturales del planeta.
6 Reinventar la solidaridad
Contribuir al desarrollo, de mi comunidad, propiciando la plena participación de
las mujeres y el respeto de los principios democráticos, con el fin de crear
juntos nuevas formas de solidaridad.

FRASES POR LA PAZ

"Creo que la salvación de la Humanidad se halla en los principios de la No-violencia".
(XIV Dalai Lama)

"La violencia crea más problemas sociales de los que resuelve y, por tanto, no conduce nunca a una paz permanente".
(Martin Luther King)

"Hemos sido creados para la paz y no para la guerra. Nuestra vida debe ser un esfuerzo constante para conseguir la paz..."
(Juan XXIII)

Sólo tres letras
Solo tres letras, tres letras nada más,
solo tres letras que para siempre aprenderás.
Sólo tres letras para escribir PAZ.




NADIE ESTÁ SOLO

En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados.



LA PALABRA PAZ

Cuántas veces de mañana
salgo a caminar al campo
y el silbido del arriero
te nombra.
Que haya paz en la Tierra,
reza una vieja oración,
y yo me pregunto y pregunto
pero no me dan razón.
Es por eso, viejo amigo,
que un sólo favor te pido:
alza tu sangre esta noche
ven conmigo, ven conmigo.
Y ayuda a encontrar respuesta
a la paz que se ha perdido,
a la paz que se ha perdido
en el mundo de los hombres
como un niño sin saber.
Y cada madre que pase,
con un hijo en las entrañas,
sabrá que la paz del mundo
es un viento que acaricia
y que crece en el amor.
Ven conmigo, ven conmigo.
Y por cada hombre que nazca
cada soldado que vuelva,
la sonrisa de una novia,
la alegría de una madre,
en tu pecho cantará.
Ven conmigo, ven conmigo, ven conmigo.



Pido la paz y la palabra

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y tantos.





TENÉIS QUE OÍRME
Yo fui cantando errante,
entre las uvas
de Europa
y bajo el viento,
bajo el viento en el Asia.
Lo mejor de las vidas
y la vida,
la dulzura terrestre,
la paz pura,
fui recogiendo, errante,
recogiendo.
Lo mejor de una tierra
y otra tierra
yo levanté en mi boca
con mi canto:
la libertad del viento,
la paz entre las uvas.
Parecían los hombres
enemigos,
pero la misma noche
los cubría
y era una sola claridad
la que los despertaba:
la claridad del mundo.
Yo entré en las casas cuando
comían en la mesa,
venían de las fábricas,
reían o lloraban.
Todos eran iguales.
Todos tenían ojos
hacia la luz, buscaban
los caminos.
Todos tenían boca,
cantaban
hacia la primavera.
Todos.
Por eso
yo busqué entre las uvas
y el viento
lo mejor de los hombres.
Ahora tenéis que oírme.



Guerra ante mis ojos
Elvira Font

Imágenes descoloridas
hiriendo los ojos.
Son escombros de bombardeos.
Estampas de lluvia silenciosa,
ríos de gente buscan la meta.
Historias carcomidas,
mercado negro.
Mundo de noche,
duermen con los pies enlazados,
estos hombres castigados.
Lunas tras sus ventanas rotas.
Muerte vivida y sentida,
gritos apagados, melodías oscuras.
Serbia lejana
próxima y maltratada.




La muerte del niño herido
(Poesías de la guerra)
Otra vez es la noche ... Es el martillo
de la fiebre en las sienes bien vendadas
del niño. -Madre, ¡el pájaro amarillo!
¡Las mariposas negras y moradas!
-Duerme, hijo mío. Y la manita oprime
la madre junto al lecho. -¡Oh, flor de fuego!
¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?
Hay en la pobre alcoba olor de espliego:
fuera la oronda luna que blanquea
cúpula y torre a la ciudad sombría.
Invisible avión moscardonea.
-¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?
El cristal del balcón repiquetea.
-¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!









Antonio Machado.
"La guerra es el crimen estúpido por excelencia,
el único que no puede alcanzar
el perdón de Dios ni de los hombres".
"La guerra está contra la cultura,
pues destruye todos los valores espirituales."
"¡Señor! La guerra es mala y bárbara; la guerra
odiada por las madres, las almas entigrece;
mientras la guerra pasa, ¿quién sembrará la tierra?
¿Quién sembrará la espiga que junto amarillece?"

José Bergamín.

"Paloma vuelta quimera
las peores guerras del mundo
te han hecho su mensajera"


Gloria Fuertes.

"Si todos los políticos
se hicieran pacifistas
vendría la paz."
"Que no vuelva a haber otra guerra,
pero si la hubiera,
¡Que todos los soldados
se declaren en huelga".
"La libertad no es tener un buen amo,
sino no tener ninguno."
"Mi partido es la Paz.
Yo soy su líder.
No pido votos,
pìdo botas para los descalzos
-que todavía hay muchos-"


Que se callen los cañones

Que se callen los cañones,
que dispensen los soldados,
porque las batallas son ilusiones
que sólo producen derrotados.
Que la paz siempre predomine
sobre la guerra y la violencia,
que el hombre nunca olvide
donde lleva su impertinencia.
Que los niños puedan jugar
con sus alegrías en sintonía,
que los adultos puedan brindar
a un futuro pleno de armonía.
Que las armas sean destruidas
porque sólo causan muerte y sufrimiento,
que nuevas alianzas sean tejidas
porque de la extinción no hay arrepentimiento.






Federico García Lorca.

"Mariana, ¿qué es el hombre sin libertad? ¿Sin esa
luz armoniosa y fija que se siente por dentro?
¿Cómo podría quererte no siendo libre, dime?"
"Los poetas seremos viejos y solitarios.
Bajo el olivo añoso cantaremos la Paz".
"Dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se pongan de plata los labios."



Juan Rejano.

“Madre, oye
esta inmensa canción de cuna. Bajo
la tierra que te da sombra, recoge
su cadencia infinita, olvida, aleja
tus temores
y duerme en paz, que habrá paz en el mundo
una paloma humana cubre al hombre".
"En todos los corazones
dulces anhelos de paz.
(Los hombres se dan la mano
y cantan a la esperanza.)"




EL NUDO

Teodoro Venegas
A veces. Uno quisiera hacerse un nudo
a lo largo del esqueleto único
en la parte más larga, más muda, más blanca,
aquella que se enredó trágicamente
en los cuernos de las Obras!
Y, no puede. ¡No alcanza!
Hácese un nudo. Uno sólo.
Mientras Ellos disparan, rugen, miente, afanan, sudan, luchan, matan.
Negocios, Guerras, Sombras, Negocios, Guerras, Bombas.
Bombas, Bombas, Bombas.
Un solo negocio, grande.
Una sola guerra.
Una sola bomba.
Uno quisiera hacerse el último nudo.
¡Y no alcanza!






Ángela Figuera Aymerich.

"Donde veas
que el látigo o la espada se levantan
que la prisión redobla sus cerrojos
que los fusiles amenazan muerte
acércate y, a pecho descubierto,
lanza un tremendo NO que salve al mundo."



Miguel de Cervantes.

"No hay en la tierra, a mi parecer, contento
que se iguale a alcanzar la libertad perdida."
"Un poco de luz y no más sangre."
"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones
que a los hombres dieron los Cielos; con ella no pueden
igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre;
por la Libertad, así como por la Honra,
se puede y se debe aventurar la vida."



MUCHAS MANERAS DE MATAR
Hay muchas maneras de matar.
Pueden meterte un cuchillo en el vientre.
Quitarte el pan.
No curarte de una enfermedad.
Meterte en una mala vivienda.
Empujarte hasta el suicidio.
Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo.
Llevarte a la guerra, etc...
Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado.





MENSAJE DE JUAN PANADERO AL CONGRESO MUNDIAL POR LA
PAZ

(Fragmento)
Aquí estoy. Aquí ya estamos.
No tenemos cara. Somos
el planeta que habitamos.
Venid. No tenemos nombre.
Aunque todos respondamos
a una misma luz: el hombre. (...)
Matadnos. Nos mataréis.
Pero es más fuerte la vida
que la muerte que ofrecéis.
Y al fin correréis la suerte
de los que matando llegan
a darle a su vida muerte. (...)
¿Queréis la guerra? No iremos.
Con la paz entre las manos
por arma, os enterraremos
¡Paz al mundo! Corazones arrebatados y unidos
de millones y millones.
Paz para toda la gente.
Se abran y cierren los ojos
del día tranquilamente. Paz en todos los hogares.
Paz en la tierra, en los [cielos,
bajo el mar, sobre los mares.
Paz en la albura extendida
del mantel, paz en la mesa
sin ceño de la comida.
En las aves, en las flores,
en los peces, en los surcos
abiertos de las labores.
Paz en la aurora, en el 
sueño]




UNA VEZ MÁS POR LA PAZ
Qué fácil es decir que no
cuando hay otro camino que seguir,
otra manera y dirección
con la que seguir por fin el fin.
La vida muchas veces sólo da
como única salida protestar,
como único recurso el gritar.
Cuántos acordes, cuánta paz
se necesitan para diseñar
un buen tejido en un telar,
hacer un gran vestido de igualdad,
una canción con nombre de mujer
para una tierra libre cantaré
borrando las heridas de tu piel.
Por eso una vez más
yo protesto y sé que estás a mi lado.
Una vez más, una vez más, una vez más…
Por eso una vez más
yo protesto y sé que estás a mi lado.
Una vez más, una vez más, una vez más…
Hermana mía, yo que sé,
estrangulada por ese corsé,
por ese muro donde haré
crecer miles de flores de papel,
que vuelen alto como un vendaval,
que lleguen sus mensajes hasta el mar
lejos hasta el mar.
Aves de paz.
Por eso una vez más
yo protesto y sé que estás a mi lado.
Una vez más, una vez más, una vez más…
Por eso una vez más
yo protesto y sé que estás a mi lado.
Una vez más, una vez más, una vez más…
Arrebatando la ilusión,
la esencia de los pueblos y su voz,
sólo consigues más dolor.
La historia ya hace tiempo nos contó
que en nuestra mano está el poder cambiar,
poder decir que no,
poder gritar,
poder protestar.
Una vez más, una vez más.
Por eso una vez más
yo protesto y sé que estás a mi lado
Una vez más, una vez más, una vez más…








Miguel Hernández.

"La guerra es como una hoguera
donde los locos se abrasan"
"Tristes guerras
si no amor la empresa.
Tristes, tristes
Tristes armas
si no son palabras.
Tristes, tristes."
"A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy. Siénteme libre.
Sólo por amor."




Rafael Alberti.

"¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa."
"Paz sin fin, paz verdadera.
Paz que al alba se levante
y a la noche no se muera."


LA MURALLA


Para hacer esta muralla,
tráiganme todas las manos:
Los negros, su manos negras,
los blancos, sus blancas manos.
Ay,
una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte,
desde el monte hasta la playa, bien,
allá sobre el horizonte.
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—Una rosa y un clavel...
—¡Abre la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—El sable del coronel...
—¡Cierra la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—La paloma y el laurel... 
—¡Abre la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—El alacrán y el ciempiés...
—¡Cierra la muralla!
Al corazón del amigo,
abre la muralla;
al veneno y al puñal,
cierra la muralla;
al mirto y la yerbabuena,
abre la muralla;
al diente de la serpiente,
cierra la muralla;
al ruiseñor en la flor,
abre la muralla...
Alcemos una muralla
juntando todas las manos;
los negros, sus manos negras,
los blancos, sus blancas manos.
Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte,
desde el monte hasta la playa, bien,
allá sobre el horizonte...


EL CLUB DE LAS MUJERES MUERTAS
A las que se rebelan,
no se callan
Las humildes
y las mansas
Las que imaginan cosas, imposibles,
el derecho a ser felices
A las que viven solas, pisoteadas
las que ya no esperan nada
A las desamparadas olvidadas,
las que caen y se levantan
Cuántas vidas humilladas
cuántas lágrimas calladas
lo más triste es la tristeza
en el club de las mujeres muertas
A veces porque miran,
porque callan,
porque piensan, se delatan
A veces porque cuentan,
porque lloran,
o porque no entienden nada
Hay quien perdona todo,
a quien las mata,
por un beso, una mirada
Hay quien lo espera todo, de quien ama,
y no pierde la esperanza.
Cuántas vidas humilladas
cuántas lágrimas calladas
lo más triste es la tristeza
en el club de las mujeres muertas
Quemadas, arrastradas por los pelos,
torturadas, devastadas,
violadas legalmente,
apuñaladas,
algún juez las mira y pasa
Dicen que tienen celos
y se nublan, que no saben lo que hicieron
y cuando beben dicen,
no ser ellos, yo soy yo más este infierno
Cuántas vidas humilladas
cuántas lágrimas calladas
lo más triste es la tristeza
en el club de las mujeres muertas


María se bebe las calles
María pensó que el amor,
era un mandamiento de dos
y esperando el primer beso,
se hace vieja ante el espejo,
y limpia su llanto,
maquilla sus heridas
y se le va la vida.
Recuerda la primera vez,
que él le juró que fue sin querer
y en los hijos que vivieron,
prisioneros de su miedo,
María soñaba con ser la princesa,
de los cabellos de oro
y la boca de fresa.
María se fue una mañana,
María sin decir nada,
María ya no tiene miedo,
María empieza de nuevo,
María yo te necesito,
María escapó de sus gritos,
Se bebe las calles, María.
Ella nunca dice que no,
es la esclava de su señor,
ella siempre lo perdona,
a sus pies sobre la lona,
su patria es su casa,
su mundo la cocina
y se le viene encima.
Un día dejó el corazón,
abandonado en su colchón,
sólo piensa al ver su cuerpo,
ay! del quinto mandamiento,
María no tiene color en la sangre,
María se apaga y no lo sabe nadie.
María se fue una mañana,
María sin decir nada,
María ya no tiene miedo,
María empieza de nuevo,
María yo te necesito,
María escapó de sus gritos,
Se bebe las calles, María.
María pensó que el amor,
era un mandamiento de dos.

Yo tengo un sueño
El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King brindó su discurso "Yo tengo un sueño" en los escalones del monumento a Lincoln en Washington D.C. Lea el texto completo de una oratoria histórica.
Estoy feliz de unirme a ustedes hoy en lo que quedará en la historia como la mayor demostración por la libertad en la historia de nuestra nación.
Hace años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos paramos, firmó la Proclama de Emancipación. Este importante decreto se convirtió en un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros que fueron cocinados en las llamas de la injusticia. Llegó como un amanecer de alegría para terminar la larga noche del cautiverio.
Pero 100 años después, debemos enfrentar el hecho trágico de que el negro todavía no es libre. Cien años después, la vida del negro es todavía minada por los grilletes de la discriminación. Cien años después, el negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra.
Y así hemos venido aquí hoy para dramatizar una condición extrema. En un sentido llegamos a la capital de nuestra nación para cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y la Declaratoria de la Independencia, firmaban una promisoria nota de la que todo estadounidense sería el heredero. Esta nota era una promesa de que todos los hombres tendrían garantizados los derechos inalienables de "Vida, Libertad y la búsqueda de la Felicidad".
Es obvio hoy que Estados Unidos ha fallado en su promesa en lo que respecta a sus ciudadanos de color. En vez de honrar su obligación sagrada, Estados Unidos dio al negro un cheque sin valor que fue devuelto marcado "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el banco de la justicia está quebrado. Nos rehusamos a creer que no hay fondos en los grandes depósitos de oportunidad en esta nación. Entonces hemos venido a cobrar este cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la libertad y la seguridad de la justicia.
Sofocante verano del descontento
También vinimos a este punto para recordarle de Estados Unidos de la feroz urgencia del ahora. Este no es tiempo para entrar en el lujo del enfriamiento o para tomar la droga tranquilizadora del gradualismo. Ahora es el tiempo de elevarnos del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el iluminado camino de la justicia racial. Ahora es el tiempo de elevar nuestra nación de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la sólida roca de la hermandad. Ahora es el tiempo de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios.
Sería fatal para la nación el no percatar la urgencia del momento. Este sofocante verano del legítimo descontento del negro no terminará hasta que venga un otoño revitalizador de libertad e igualdad. 1963 no es un fin, sino un principio. Aquellos que piensan que el negro sólo necesita evacuar frustración y que ahora permanecerá contento, tendrán un rudo despertar si la nación regresa a su rutina habitual.
No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia.
Pero hay algo que debo decir a mi gente, que aguarda en el cálido umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar nuestro justo lugar no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en la violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas de la resistencia a la fuerza física con la fuerza del alma.
Esta nueva militancia maravillosa que ha abrazado a la comunidad negra no debe conducir a la desconfianza de los blancos, ya que muchos de nuestros hermanos blancos, como lo demuestra su presencia aquí hoy, se han dado cuenta de que su destino está atado a nuestro destino. Se han dado cuenta de que su libertad está ligada inextricablemente a nuestra libertad. No podemos caminar solos. Y a medida que caminemos, debemos hacernos la promesa de que marcharemos hacia el frente. No podemos volver atrás.
Pruebas y tribulaciones
Existen aquellos que preguntan a quienes apoyan la lucha por derechos civiles: "¿Cuándo quedarán satisfechos?" Nunca estaremos satisfechos en tanto el negro sea víctima de los inimaginables horrores de la brutalidad policial. Nunca estaremos satisfechos en tanto nuestros cuerpos, pesados con la fatiga del viaje, no puedan acceder a alojamiento en los moteles de las carreteras y los hoteles de las ciudades. No estaremos satisfechos en tanto la movilidad básica del negro sea de un gueto pequeño a uno más grande. Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea arrancado su ser y robada su dignidad por carteles que rezan: "Solamente para blancos". No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no tiene nada por qué votar. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un torrente.
No olvido que muchos de ustedes están aquí tras pasar por grandes pruebas y tribulaciones. Algunos de ustedes apenas salieron de celdas angostas. Algunos de ustedes llegaron desde zonas donde su búsqueda de libertad los ha dejado golpeados por las tormentas de la persecución y sacudidos por los vientos de la brutalidad policial. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen su trabajo con la fe de que el sufrimiento sin recompensa asegura la redención.
Vuelvan a Mississippi, vuelvan a Alabama, regresen a Georgia, a Louisiana, a las zonas pobres y guetos de las ciudades norteñas, con la sabiduría de que de alguna forma esta situación puede ser y será cambiada.
No nos deleitemos en el valle de la desesperación. Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño. Es un sueño arraigado profundamente en el sueño americano.
El sueño
Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales.
Yo tengo un sueño que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.
Yo tengo un sueño que un día incluso el estado de Mississippi, un estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.
Yo tengo un sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter.
¡Yo tengo un sueño hoy!
Yo tengo un sueño que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en Alabama pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas.
¡Yo tengo un sueño hoy!
Yo tengo un sueño que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada, y toda la carne la verá al unísono.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al sur. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza.
Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres.
Este será el día, este será el día en que todos los niños de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Mi país, dulce tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad". Y si Estados Unidos va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse en realidad.
Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres de Nueva Hampshire. Dejen resonar la libertad desde las grandes montañas de Nueva York. Dejen resonar la libertad desde los Alleghenies de Pennsylvania! Dejen resonar la libertad desde los picos nevados de Colorado. Dejen resonar la libertad desde los curvados picos de California. Dejen resonar la libertad desde las montañas de piedra de Georgia. Dejen resonar la libertad de la montaña Lookout de Tennessee. Dejen resonar la libertad desde cada colina y cada topera de Mississippi, desde cada ladera, dejen resonar la libertad!
Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo spiritual negro: "¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!"


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