A CÓRDOBA (Luis de Pablos)
A recordar
tus viejas primaveras
me arrastra
un fresco olor a rosas
que me aterra
A divagar
por calles y plazuelas
y recobrar bajo la luna
ese trazo inacabado,
me empuja un sortilegio
quizás desencantado,
un soliloquio
absorto de melancolía
De nuevo aquí
hasta otra vuelta,
rindo honores
a tu presencia vaga
A tu ausencia feroz
que me entristece
A esa luna
que siempre será hereje
contempladora muda
de penas y alegrías.
A CÓRDOBA (Luis de Góngora)
¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas!
¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre gloriosa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquellas ruinas y despojos
que enriquece Genil y Dauro baña
tu memoria no fue alimento mío,
Nunca merezcan mis ausentes ojos
ver tu muro, tus torres y tu río,
tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!
A LA GIRALDA (Mercedes de Velilla)
A tu sombra nací, Giralda mía,
y con el aire que te besa aliento;
de su arte soñador te hizo portento
la árabe raza triunfadora un día.
De la reina gentil de Andalucía
eres la maravilla y ornamento,
y te elevas gallarda al firmamento,
y esplendes a la luz que el sol te envía.
Yérguete siempre en mi nativo suelo,
y, al mágico vibrar de tus campanas,
olvide mi ciudad tristeza o duelo.
De alzarte entre los ángeles te ufanas;
que a tu vértice tienes los del cielo,
y al pie las hechiceras sevillanas.
A SEVILLA (Mercedes De Velilla)
¡Sevilla! suelo fecundo
lleno de luz y grandeza,
¿qué diré de tu belleza,
que ya no haya dicho el mundo?
Nunca mi afecto profundo
pudo elevarte canciones;
más hoy que, en otras regiones,
de verte la dicha pierdo,
es para mí tu recuerdo
manantial de inspiraciones.
Miré en ti la luz del día,
tus auras diéronme arrullo,
y te nombro y siento orgullo
de llamarte patria mía.
Hoy, que el afán que me guía
lejos de ti me ha lanzado,
tu recuerdo idolatrado
en mi corazón no muere:
¿cómo, quién así te quiere,
pudiera haberte olvidado?
¿Y cómo te he de olvidar,
si a más de lo que te adoro,
en ti he dejado el tesoro
de mi familia y mi hogar?
¿Cómo no habré de soñar
en tu encanto y tu hermosura,
si tiene en ti mi ternura
cuanto es su bien en la tierra?
¿Cómo no, si en ti se encierra
el templo de mi ventura?
Tu sol de fuego encendió
mi juvenil fantasía;
tú cielo, de su poesía
un átomo en mi vertió;
desde niña en mi brotó
de gloria el afán ardiente:
¿cómo hallarla, si mi mente
vierte confusa su idea?
¡No es fácil que nadie vea
lo que hay detrás de mi frente!
SEVILLA (Federico García Lorca)
Sevilla es una torre
llena de arqueros finos.
Sevilla para herir.
Córdoba para morir.
Una ciudad que acecha
largos ritmos,
y los enrosca
como laberintos.
Como tallos de parra
encendidos.
¡Sevilla para herir!
Bajo el arco del cielo,
sobre su llano limpio,
dispara la constante
saeta de su río.
¡Córdoba para morir!
Y loca de horizonte,
mezcla en su vino
lo amargo de Don Juan
y lo perfecto de Dioniso.
Sevilla para herir.
¡Siempre Sevilla para herir!
ACEITUNEROS (Miguel Hernández) JAÉN
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos, decidme en el alma ¿quién
quién amamantó los olivos?
Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.
No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.
Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.
¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?
Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.
JAÉN (Antonio Pardal)
¿Quien en Jaén ya no ha estado
y ha visto su catedral
de grandeza sin igual?
¡Todos quedan asombrados!
Más Jaén no es solamente
su preciosa capital.
La provincia es un panal,
que guarda riqueza ingente.
Úbeda junto a Baeza
son pueblos de gran nobleza
recuerdos de su hidalguía.
Conócelos con presteza,
pues son, por su gran belleza,
orgullo de Andalucía
¿Desierto? ¿Naranjos? ¿Flores?
¿Playas con cuerpos desnudos?
¿Qué es lo que provoca amores,
y nos deja, al verte, mudos?
¡Ay, tus playas de levante,
entre Mojácar y Vera,
son como un hermoso cante
que alcanza hasta Carboneras!
Desde tu bella Alcazaba
se contempla la bahía,
llena de sol y alegría.
Y, abajo, mi enamorada,
la bellísima Almería,
¡La rosa de Andalucía!
ALMERÍA (Juan Morales Rojas)
En ti se mira el mar bella Almería.
Alma del mar que toca con sus dedos
entre los verdes pámpanos, viñedos
con que corona a Baco Andalucía.
Crótalo de tu baile la poesía
que en el encanto de tu cante afina,
porque esta tierra es andaluza y fina
y cuando eleva con cordura y tino
de sus pámpanos verdes un racimo
¡A su trasluz se ve la luz marina!
MÁLAGA (Antonio Pardal)
En mi Andalucía del alma
hay una ciudad preciosa,
es la Málaga asombrosa
que a mi me trajo la calma.
Situada junto al mar,
entre montes y entre pinos
quienes en ella vivimos
no dejamos de gozar.
De gozar su hermoso sol
de gozar de su alegría,
y sus hermosos vergeles.
La enmarca un bello arrebol,
en su preciosa bahía...
¡Málaga, que bella eres!
MÁLAGA (Juan Morales Rojas)
Lecho de sol, inglesa y cantaora,
un manto azul y sideral te arropa.
Ardiente estufa para el frío de Europa
fatalista y celosa, tierra mora.
Si aliento de terral, abrasadora;
mas si tu suelo, ¡oh Málaga! yo piso
y acaricia mi rostro de improviso.
El beso de la mar, la brisa pura,
mi corazón, henchido de dulzura,
¡creerá que late ya en el Paraíso!
un manto azul y sideral te arropa.
Ardiente estufa para el frío de Europa
fatalista y celosa, tierra mora.
Si aliento de terral, abrasadora;
mas si tu suelo, ¡oh Málaga! yo piso
y acaricia mi rostro de improviso.
El beso de la mar, la brisa pura,
mi corazón, henchido de dulzura,
¡creerá que late ya en el Paraíso!
La provincia occidental
de la andaluza región
limita con Portugal
desde su bello rincón.
Por el norte, Extremadura,
propia personalidad,
y por el sur, mar y dunas
en el marco regional.
Andévalo y Aracena
forman las estribaciones
de la gran Sierra Morena
de la que son eslabones.
Portus Marin es su escudo
Terra Custodia proclama
ese es el emblema suyo
al que todo el pueblo ama
Ayamonte, Guadiana,
Sanlúcar, Guadalquivir,
Huelva con sus tierras llanas,
buen sitio para vivir.
Dólmenes y enterramientos
de su Prehistoria nos hablan
y vestigios de otros tiempos
nuestra atención nos reclama.
Tharsis, Saltés, Aljaraque,
de fenicia fundación
vivieron estos parajes
hasta romanización.
Dos siglos después de Cristo
los romanos se instalaron
cerca del Odiel y el Tinto
varias ciudades fundaron.
Beturia, Anas, Onuba,
muestras son de su cultura
Niebla, Tucci, Ilipa Rubras,
otros nombres que se suman.
Itinerario Antonino
y Numismáticas muestras
son reflejos fidedignos
que la Historia hoy nos cuenta.
Y tras estas referencias,
le llegó un nuevo invasor
sin oponer resistencia
al musulmán sucumbió.
Año setecientos trece,
mil doscientos treinta y seis
en estos siglos florecen
los pueblos que ahora vereis:
Alájar junto a Aljaraque,
Almonte, Alosno, Moguer,
Gibraleón, Aracena,
Galaroza, Almonaster.
Forman en su toponimia
con lexemas del Islam
historia bastante eximia
aquí se instaló el Corán.
Valle del Guadalquivir
y por fin, ciudad de Niebla
que a Sevilla se va a unir
cuando el árabe la entrega.
Los fueros de Alfonso X
Huelva y Gibraleón
sólo tres años después
para esta jurisdicción.
La minería es importante
del Andévalo, pirita,
cobre, hierro y manganeso
por tierras de Sotoviejo.
Junto con Almonaster
y la Puebla de Guzmán
donde poder obtener
su riqueza mineral.
Cereales, vid, olivos,
cerámica, artesanía,
porcino, ovino y caprino
forman su ganadería
La gran flota marisquera
y su pesca de bajura
y una industria conservera
con sin par infraestructura.
Fábricas de salazón
y sabrosa manzanilla
son muy buena solución
para una grata comida.
El sabor de vuestra fresa
en toda Europa se estima
es la mejor sobremesa
que al paladar se aproxima
Al pasar por el Condado,
Bollullos, ( La) Palma, Chucena,
buenos vinos cultivados
Hinojos, Almonte, Lucena
Con San Juan, Palos, Moguer,
enclaves privilegiados
un día Colón se fue
nuevo mundo conquistado.
Obligado es visitar
La Rábida, el Monasterio
desde tiempo medieval
cuna de tan gran imperio
Convento de la Merced
que hoy es la Catedral,
Santa Clara de Moguer
de ábside poligonal.
El frescor de sus marismas
el mundo está celebrando
cuando a todos ensimisma
y le canta por fandangos.
Algunos suben al cielo
cuando a María le cantan
las gargantas con anhelo
mientras en Rocio acampan
Reserva de la biosfera
de Humanidad, patrimonio
es una hermosa bandera
que a todos da testimonio.
A otras gentes de España
Ayamonte, Isla Cristina,
Mazagón, Matalascañas
son lugares que fascinan,
Y por ello allí se instalan
por ello el turismo crece.
La gastronomía y playas
argumentos que convencen.
Y una visita a Doñana
desde Huelva y al sureste
pues el Parque tiene fama
de ser muy bello y agreste.
Distintos ecosistemas
dan la gran diversidad
que son sin duda el emblema
de este Parque Nacional.
Vemos en sus arenales
jaguarzo, romero y jara
y entre especies animales
gamos y ciervos se hallan.
Junto con el jabalí,
liebre, conejo y tejón
el buitre, lince y perdiz
el águila y el halcón.
Cigüeña, espátula y garza
vemos en sus Pajareras
y es hermoso cuando alzan
el vuelo miles de ellas.
Piñones los de los pinos
que se hallan en Los Corrales,
donde encuentran su cobijo
otros muchos animales.
Exuberancia ecológica
veremos en sus marismas
donde aves migratorias
todos los años anidan.
Y al final de este relato
aún me queda destacar
y el hacerlo me es muy grato
la gran hospitalidad
que encontrareis en sus gentes
y su laboriosidad,
se respira en los ambientes
con los que os vais a encontrar.
HUELVA (Antonio Pardal)
Cuna de América fuiste
cuando a Colón cobijaste
el día en que lo amparaste,
al acudir a ti... triste...
Ay, Huelva, tierra minera.
¡Quien volviera a ver tu ría,
camino de Punta Umbría,
con su brisa marinera!
Eres la tierra sagrada,
donde se guarda y venera
el querer más grande mío.
La por todos adorada,
la que en Cielo y tierra impera
¡La Señora del Rocío!
GRANADA (Juan Morales Rojas)
GRANADA (CAMILO VALVERDE)Por qué lloran tus fuentes, ¡oh, Granada! ¿Por qué el silencio de tus noches llora? Si te hicieron cristiana siendo mora ¿Por qué de pena sigues embargada? ¿Acaso no te sientes conquistada y lloras con nostalgia la memoria de algún rey moro que escribió tu historia? En tu belleza estática perdura con la gloria sin fin de tu hermosura ¡La hermosura infinita de tu gloria!
Es la Alhambra princesa misteriosa
sitiada por devotos pretendientes;
la abruman de requiebros tan ardientes
que, tímida, se oculta silenciosa.
Su incisiva mirada brilla airosa,
prendida en sus ojazos complacientes,
al rumor de arabescos relucientes
ebrios de sol en brisas armoniosas.
Doncella recatada, con finura,
encubre su elegancia recoleta,
reservando discreta su hermosura.
Al arrebol, se adorna muy coqueta,
y, vistiendo de aromas su ternura,
sólo espera el abrazo de El Veleta.
HABANERA DE CÁDIZ (ANTONIO BURGOS)
Desde que estuve, niña, en La Habana
no se me puede olvidar
tanto Cádiz junto a mi ventana, Tacita lejana,
aquella mañana pude contemplar.
Las olas de la Caleta, que es plata quieta,
rompían contra las rocas de aquel paseo
que al bamboleo de aquellas bocas
allí le llaman El Malecón.
Había coches de caballos, que era por mayo,
sonaban por la Alameda, por Puerta Tierra,
y me traían, ay, tierra mía,
desde mi Cádiz el mismo son.
El son de los Puertos, dulzor de guayaba,
calabazas, huertos...
Aún pregunto quién me lo cantaba.
Que tengo un amor en La Habana
y el otro en Andalucía,
no te he visto yo a ti, tierra mía,
más cerca que la mañana
que apareció en mi ventana
de La Habana colonial
tó Cádiz, la Catedral, La Viña y El Mentidero.
Y verán que no exagero
si al cantar la habanera repito:
La Habana es Cádiz con más negritos,
Cádiz, La Habana con más salero.
Verán que tengo mi alma en La Habana
no se me puede olvidar,
canto un tango y es una habanera,
la misma manera
tan dulce y galana y el mismo compás.
Por la parte del Caribe así se escribe
cuando una canción de amores, canción tan rica,
se la dedican los trovadores
a una muchacha o a una ciudad.
Y yo, Cádiz, te dedico y te lo explico
por qué te canto este tango que sabe a mango,
de esta manera esta habanera
de piriñaca y de Carnaval.
Son de chirigota, sabor de melaza,
Guantánamo y Rota.
¡Que lo canta ya un coro en la plaza!
CÁDIZ (Juan Morales Rojas)
Ciega de tanta claridad tu orilla,
isla de blanca luz que reverbera.
Para la Historia, liberal semilla
de la que nace, al filo de tu espada,
fuego de libertad que es mancillada
por el francés que quiere dominarte;
mas del bronco cañón de Bonaparte
¡te burlas con tu gracia iluminada!
isla de blanca luz que reverbera.
Para la Historia, liberal semilla
de la que nace, al filo de tu espada,
fuego de libertad que es mancillada
por el francés que quiere dominarte;
mas del bronco cañón de Bonaparte
¡te burlas con tu gracia iluminada!
ALBA - POEMA DE LA SOLEÁ -Cante Jondo (Juan R.Jiménez)
Campanas de Córdoba
en la madrugada.
Campanas de amanecer
en Granada.
Os sienten todas las muchachas
que lloran a la tierna
soleá enlutada.
Las muchachas
de Andalucía la alta
y la baja.
Las niñas de España
de pie menudo
y temblorosas faldas,
que han llenado de luces
las encrucijadas.
¡Oh, campanas de Córdoba
en la madrugada.
y oh, campanas de amanecer
en Granada!
ANDALUCÍA (José Luís Muñoz)
Pescadería y Chanca,
alto Almanzora.
Mónsul y Media luna...,
arena mora.
En tu bahía,
y en tu roja Alcazaba
sueño, Almería.
Carnavales de Cádiz...
sentir de azahar.
Jicarilla de plata
templada al mar.
Flores de mayo
aldabean tus campos
y tus caballos.
Tiene tu serranía
miel de romero.
Campaneo de fiesta
en tu sombrero.
Luz de alminares;
Córdoba y su mezquita
en mis cantares.
Generalife y Alhambra,
embrujos moros.
Entre el Darro y el Genil.
corren tus lloros.
Luce Granada
de tomillos y nieve
Sierra Nevada.
Tierra llana, medialuna,
gitana bella.
De azófar el Río Tinto
pintó tu enseña.
Junto a tu parra,
Huelva, son de fandango,
eres guitarra.
Cimbra de San Lorenzo,
trigos y olivos.
Guarda Sierra Morena
vientos cautivos.
Entre alfajores,
Jaén; jara y romero,
viste de flores.
San Pedro de Alcántara
sol y verdiales
Miramar y Alcazaba...,
sentimentales.
Málaga hermosa;
anhelos de sultana,
rumor de rosa.
Torre de oro y peineta,
blanca mantilla.
Regio, el Guadalquivir
cruza Sevilla.
La Macarena
a la Giralda enseña
su tez morena.
ANDALUCÍA (Manuel Machado)
Cádiz, salada claridad; Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga cantaora.
Almería dorada.
Plateado Jaén. Huelva, la orilla
de las Tres Carabelas...
y Sevilla.
ANDALUCÍA (Manuel Reina)
Cielo brillante, fuentes rumorosas,
ojos negros, cantares y verbenas,
altares adornados de azucenas,
rostros tostados, perfumadas rosas.
Bellas noches de amor esplendorosas,
mares de plata y luz, brisas serenas,
rejas de nardos y claveles llenas,
serenatas, mujeres deliciosas.
Cancelas orientales, miradores,
la guitarra y su triste melodía,
vinos dorados, huertas, ruiseñores,
deslumbradora y plácida poesía...
He aquí al pueblo del sol y los amores,
la mañana del mundo: ¡Andalucía!
ANDALUCÍA¡¡¡ (Luis Cuevas López )
Ocho perlas en tu diadema ¡¡¡ANDALUCÍA!!!
cual concha salida del mar.
Espejo de plata con brillo lunar
destellos de luz de tu pedrería.
¡Embrujo de cal y luna¡, ¡ALMERÍA!
Voz que canta del mar a la serranía.
¡MÁLAGA! ¡Blanca de cal y de sol morena!
Canto de amor en luna llena.
Con miles rojas veletas ¡GRANADA!
Bañada en nieves de Sierra Nevada.
¡CÓRDOBA!, ¡Mezquita mora y cristiana!
Magia de luz, bella hurí, esquiva sultana.
Embrujo y magia en el aire ¡SEVILLA!
Reina de abril con peineta y mantilla.
¡HUELVA!, ¡Alegre romería del Rocío!
Encanto dulce de bronco bohío.
¡CÁDIZ!. Blanca de luz y recoleta
reflejada, cual luna, en la caleta.
¡Verde JAÉN!, Manto de olivares verde
que en el infinito azul se pierde.
¡¡¡OH!!! ¡¡¡ANDALUCÍA!!! ¡¡¡ANDALUCÍA!!!
Tú tienes plata, bronce, cobre y oro.
Tú tienes luz, misterio, embrujo y cielo.
Tú tienes fuego, amor y duende en tu suelo.
Tú tienes el cante hondo de embrujo moro.
andalucía
Tú tienes, ¡ANDALUCÍA LA EMBRUJADA!
De todo, ¡ANDALUCÍA LA AFORTUNADA!
En tus jardines mil ferias en abril
y esa cinta azul de terciopelo,
donde se contempla y refleja el cielo,
cuyo sonoro nombre es: ¡¡¡GUADARQUIVIR!!!
ROMANCE DE LAS OCHO HERMANAS (Francisco Villaespesa)
¡Cantares de Andalucía!..
¡Qué bien rima la guitarra
las sonrisas de Sevilla,
los suspiros de Granada
con el silencio de Córdoba
y la alegría de Málaga!
Almería, sus amores
sueña al pie de su alcazaba,
Jaén se adormece a la sombra
de un olivo y una parra...
Huelva, la heroica y altiva
Adelantada de España,
¡sueña con un Nuevo Mundo
en el seno de otras aguas!
Y Cádiz, la danzarina,
baila desnuda en la playa
más blanca en sus desnudeces
que las espumas más blancas.
¡Qué bien rima la guitarra
las sonrisas de Sevilla,
los suspiros de Granada
con el silencio de Córdoba
y la alegría de Málaga!
Almería, sus amores
sueña al pie de su alcazaba,
Jaén se adormece a la sombra
de un olivo y una parra...
Huelva, la heroica y altiva
Adelantada de España,
¡sueña con un Nuevo Mundo
en el seno de otras aguas!
Y Cádiz, la danzarina,
baila desnuda en la playa
más blanca en sus desnudeces
que las espumas más blancas.
TIERRA QUE CANTA (Lole y Manuel)
Entre los naranjos va un blanco alazán,
se bebe la tarde vestía de azahar.
Blanco es el caballo, dulce el naranjal,
celeste es la brisa que viene del mar,
la Luna se asoma por verlo pasar,
y el agua del río le sigue a compás.
Y el Sol que se ha ío se pone a soñar.
Tierra de Andalucía, tierra que canta,
tierra de hombres que tienen nobleza y rabia.
Cantaba el agua del río, cantaba el viento y la flor,
cantaban los pajarillos porque mi dueño llegó.
Me gusta decir tu nombre,
porque tu nombre en mi boca
suena a piropo de hombre,
suena a piropo de hombre.
Limonares de Sevilla
y viñeos de Jerez,
arrozales y marismas,
olivos de la campiña
pintan de verde tu piel.
Málaga, plazuela Mora,
y jardines de Graná,
Córdoba, lejana y sola,
y Sevilla, bordaora,
siempre a la Luna asomá.
En la montaña,
sombreros de margaritas
y lirios, de amapolas y romeros,
Del Gualdaquivir,
cuna del Guadalquivir,
Alcazar y celosías,
entre salinas y jazmín,
a Cai te quieres ir
a cantar por la Bahía.
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